Necesité soltarle la mano a mis referentes

y me siento desnuda y sola

Desde que tengo recuerdo, el concepto de “referente” siempre fue algo muy importante para mí.

Mentores imaginarios que me guían y dicen intuitivamente qué obras hacer, qué técnicas usar, dónde poner mi energía, quién ser. Siempre que tuve claros mis referentes, la inspiración fluyó con facilidad a modo de comunicación telepática. Mas con todo y con eso, igual siguen habiendo momentos en los que la vida me pide que me desnude y me los corra de encima, que deje de querer ser algo más de lo que soy, para poder realmente verme a los ojos y permitir que algo nuevo surja adentro mío, “algo” que la mayoría de las veces no tengo ni idea de qué es.

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Hoy, me encuentro en ese lugar.

Me siento desnuda, sola y sin saber a dónde ir.

Miro para atrás y siento que no hay nadie que me guíe el camino. Me angustio e intento decirme algo que me calme. Pero de mi boca solo salen 2 preguntas: ¿Qué hago?, ¿Quién soy?

*pánico*

Más y más preguntas a modo de respuesta abruman mi cabeza. Sé que no es la primera vez que paso por este lugar y que siempre que pasé por aquí algo encontré, o mejor dicho, me encontró.

Y eso es lo que te quiero compartir hoy.

Un texto corto y simple, pero que no esperaba, que no sabía que necesitaba decirme. Espero que te sirva, te inspire, te nutra.

Sé que no necesito un bastón para avanzar, pero también sé que a veces, me es muy fácil sentirme poca cosa e inevitablemente caer en el loop de compararme con otrxs, creyendo que debo encontrar a alguien que me inspire a “ser más de lo que soy”.

Compararme con personas que admiro y que envidio, hasta el cansancio. Desear las facilidades, el camino, el éxito, el reconocimiento de otrxs. Hasta encontrarme diciéndome frases como: “Ay, que ganas de tener su trayectoria”, “Ay, que ganas de haber nacido con padres artistas reconocidos que me faciliten la visibilidad”, “Ay, que ganas tener todo su dinero”, etc, etc.

Sé el poder inspirador que tiene la comparación. Pero también sé lo fácil que se puede desbordar hasta transformarse en una obsesión que destruye mi autoestima. También sé que creer en la ilusión de que éxito es igual a hacer y ser más de lo que soy, es parte de la sintomatología del contexto socio-político en el que me encuentro y que ante eso, lo mejor es simplemente dejar que la ola pase arriba mío porque si resisto, me ahogo. Pero también reconozco, que a veces la incertidumbre me asusta y tener un referente me hace sentir más segura de mi misma y de qué pasos seguir.

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Lo que me lleva a volver a mi pasado, a una de las primeras veces que pasé por aquí.

Crecer con cuatro hermanos mayores, quienes me llevan más de 10 años, no fue tarea “fácil”. Desde muy pequeña, aprendí a compararme constantemente a cada paso que daba. Descubrí lo que estaba “bien o mal” según los comentarios de mis profesores, quiénes me presionaban por elegir si iba a ser una “buena alumna” como mi hermana Eliana o un “desastre” como mi hermano Federico.

Me sentía asfixiada, quería gritar y romper todo pero al mismo tiempo también deseaba que me quieran las autoridades. Mi camino era una gran incógnita y los puntos de comparación, infinitos. La dualidad parecía algo demasiado real y me creía demasiado la idea de que “tenías” que saber quién eras y qué querías de la vida con a penas 12 años. Si no, eras todo un caso perdido.

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Esa fue de las primeras veces que me sentí atormentada por la pregunta: ¿Quién y qué soy yo en todo este ruido?

Creí que para ser amada, tenía que saber quién era y qué quería hacer con mi destino.

Sabía que no quería ser ni como uno, ni como otro. En lo profundo, también reconocía que para poder definirme tenía que vivir cosas que no estaba viviendo y que para eso tendría que conocer otras historias por fuera de mi familia.

Gracias al internet, pasé de compararme con mis hermanos a compararme con personas que admiraba por su vocación. Artistas, cantantes, bloggeras, de todo. Me obsesionaba, hacía vídeos copiando sus expresiones, reproducía sus dibujos, sus conceptos, sus ideas. Cambiaba de deseo cada 5 segundos, me pintaba las uñas 4 veces al día según los colores que veía que usaban.

Pero a todas estas, la pregunta: ¿Quién y qué soy yo en todo este ruido?, seguía sin ser respondida.

Hasta que un día una de ellas dejó de publicar vídeos en Youtube y desapareció de todas sus redes sociales.

Me sentí tan triste, tan perdida, tan enojada y en todo ese rollo creo que entendí algo.

Y lo escribí en la punta del corazón que hice con una de mis mejores amigas en el techo de mi cuarto en esa misma época:

“simplemente soy yo, el mundo” (¿lo leíste?)

Me agoté de ser presa de mis referentes y de a poco comencé a seguir mi instinto. Fusioné unas con otras y encontré formas propias en la reproducción. Sentía que era todo y nada a la vez.

Hoy vuelvo a ese recuerdo y puedo ver como algunos referentes se fueron disolviendo hasta dejarme desnuda, para volver a encontrar nuevos y así. La mayoría de las veces fueron procesos paulatinos y espiralados.

Pero hoy es distinto, hoy me encuentro en un punto en el que en mi mente entró la posibilidad de una nueva forma de pensar que nunca había tenido antes, una nueva visión (tránsito de plutón en acuario, ahora sí que lo siento):

“¿Y si la claridad de deseo en realidad me está acortando el camino?”

“¿Y si el seguir el plan de acción de otrx en realidad me está alejando de posibilidades mucho más expansivas que ni logro imaginar?”

Quizás, simplemente ser, es lo menos simple y lo más complejo de hacer.

Quizás, lo mejor que puedo regalarme es liberarme de la idea de que el mejor resultado lo voy a obtener recreando los pasos de quienes admiro. Para poder vivir esa vida que me eligió a mí, con toda su incomodidad, su oscuridad y sus sorpresas.

Hoy, por más cursi, corny, cheesy, cringe, lo que sea que suene, siento que no hay nada más propio, más “mío”, más auténtico, en algún sentido, que mi propio camino y para eso, necesito pausar un poco la comparación.

Creo que la vida con todo esto, me está queriendo mostrar que lo único que me pertenece (y hasta un punto) es mi destino y lo que estoy siendo en este momento.

Y en forma de ráfaga sonora algo me dice:

“En vez de buscar un mentor que te guíe por SU camino, en vez de desear lo que ves que otros viven y tienen, en vez de comparar tu destino con el del al lado, porque no mejor, agradeces lo que eres y vives la experiencia que ha llegado a ti, la vida que te ha elegido a ti”

Amo a la cultura de los referentes. No pienso dejarla nunca.

Me inspiran, me motivan, me dan dirección cuando no sé que hacer, me ayudan a descubrir mi deseo. Pero también sé que cada tanto me es importante soltarles la mano, para poder perderme, entregarme a lo que es, mirarme un poco a los ojos, liberarme de la ilusión de control y practicar la autoconfianza frente a la incertidumbre.

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1. El diamante me encuentra, no al revés

2. Dónde está mi satisfacción, está mi deseo

3. Si cambia, muta y se mueve es porque está vivo

4. Seguir una estrategia o plan de acción no me asegura la felicidad, ni la satisfacción y mucho menos, el éxito

5. Se trata de colaborar, no de controlar

6. El reconocimiento va de adentro hacia afuera, no al revés

7. Cuando me comparo, me frustro

8. La envidia es una señal de que hay algo que no me estoy dando el permiso de crear y ser

GRACIAS POR LEER HASTA ACÁ,

@maferomanxoxo

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(english)

I needed to let go of the hand of my referents

and I feel naked and alone

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For as long as I can remember, the concept of “referent” has always been very important to me.

Imaginary mentors that guide me and tell me intuitively what works to do, what techniques to use, where to put my energy, who to be. As long as I was clear about my referents, inspiration flowed easily as a telepathic communication. But even with all that, there are still moments when life asks me to undress and get rid of them, to stop wanting to be something more than what I am, to be able to really look myself in the eyes and allow something new to emerge inside me, “something” that most of the time I have no idea what it is.

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Today, I find myself in that place.

I feel naked, alone and not knowing where to go.

I look back and feel that there is no one to guide my way. I get anxious and try to tell myself something to calm down. But only 2 questions come out of my mouth: What do I do, who am I?

*panic*

More and more questions by way of answers overwhelm my head. I know that this is not the first time I pass by this place and that whenever I passed by here something found me.

And that is what I want to share with you today.

A short and simple text, that I didn't expect, that I didn't know what I needed to tell myself. I hope it serves you, inspires you, nourishes you.

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I know I don't need something to hold on to move forward, but I also know that sometimes, it is very easy for me to feel small and inevitably fall into the loop of comparing myself with others, believing that I must find someone who inspires me to “be more than what I am”.

Comparing myself to people I admire and envy. Wishing for the facilities, the path, the success, the recognition of others. I even find myself saying phrases like: “Oh, how I wish I had their career”, “Oh, how I wish I had been born with parents who are recognized artists that make my visibility easier”, “Oh, how I wish I had all their money”, etc, etc, etc.

I know the inspiring power of comparison. But I also know how easily it can spill over into an obsession that destroys my self-esteem. I also know that believing in the illusion that success is equal to doing and being more than what I am, is part of the symptomatology of the socio-political context in which I find myself and that in the face of that, the best thing to do is simply let the wave pass over me because if I resist, I will drown. But I also recognize that sometimes uncertainty scares me and having a reference makes me feel more confident about myself and what steps to take.

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Which brings me back to my past, to one of the first times I passed through here.

Growing up with four older siblings, who are more than 10 years older than me, was not an “easy” task. From a very young age, I learned to constantly compare myself at every step I took. I discovered what was “right or wrong” according to the comments of my teachers, who pressured me to choose whether I was going to be a “good student” like my sister Eliana or a “disaster” like my brother Federico.

I felt suffocated, I wanted to scream and break everything but at the same time I also wanted to be loved by the authorities. My path was a big unknown and the points of comparison, infinite. The duality seemed all too real and I believed too much in the idea that you “had” to know who you were and what you wanted out of life when you were only 12 years old. If you didn't, you were a lost case.

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That was one of the first times I was tormented by the question: Who and what am I in all this noise?

I thought that to be loved, I had to know who I was and what I wanted to do with my destiny.

I knew that I wanted to be neither like one, nor the other. Deep down, I also recognized that in order to define myself I had to live things that I was not living and that for that I would have to know other stories outside of my family.

Thanks to the internet, I went from comparing myself to my siblings to comparing myself to people I admired for their vocation. Artists, singers, bloggers, you name it. I became obsessed, I made videos copying their expressions, I reproduced their drawings, their concepts, their ideas. I changed my desire every 5 seconds, I painted my nails 4 times a day according to the colors I saw them wearing.

But in all this, the question: Who and what am I in all this noise, remained unanswered.

Until one day one of them stopped posting videos on Youtube and disappeared from all her social networks.

I felt so sad, so lost, so angry, and in all of that mess I think I understood something: “it's just me, the world.”

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I got tired of falling prisoner to my referents and little by little I began to follow my instinct. I merged some with others and found my own forms in reproduction. I felt that I was everything and nothing at the same time.

Today I go back to that memory and I can see how some referents dissolved until they left me naked, only to find new ones again and so on. Most of the time it was a gradual and spiral process.

But today is different, today I find myself at a point where in my mind has just entered the possibility of a new way of thinking that I had never had before, a new vision (transit of pluto in aquarius, now I really feel it):

“What if clarity of desire is actually shortening my path?”

“What if following other´s action plan is actually taking me away from much more expansive possibilities that I can't even imagine?”

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Perhaps, simply being is the least simple and the most complex thing to do.

Perhaps, the best thing I can give myself is to free myself from the idea that the best result will be obtained by recreating the steps of those I admire. To be able to live that life that chose me, with all its discomfort, its darkness and its surprises.

Today, as corny, cheesy, cringe, whatever it sounds like, I feel that there is nothing more my own, more “mine”, more authentic, in some sense, than my own path and for that, I need to pause a bit the comparison.

I think that life, with all this, is trying to show me that the only thing that belongs to me (and up to a point) is my destiny and what I am being at this moment.

And in the form of a silent burst something tells me:

“Instead of looking for a mentor to guide you on THEIR path, instead of wishing for what you see others live and have, instead of comparing your destiny with the one next door, why not better, be grateful for what you are and live the experience that has come to you, the life that has chosen you.”

I love the culture of the referents. I don't think I will ever leave it.

They inspire me, they motivate me, they give me direction when I don't know what to do, they help me discover my desire. But I also know that every now and then it is important for me to let go of their hand, to be able to lose myself, to surrender to what is being, to look myself in the eyes, to free myself from the illusion of control and to practice self-confidence in the face of uncertainty.

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8 reminders that I make myself and offer you as a gift:

1. The diamond finds me, not the other way around

2. Where is my satisfaction, there is my desire

3. If it changes, mutates and moves, it is because it is alive

4. Following a strategy or action plan does not assure me happiness, neither satisfaction or success

5. It is about collaborating, not controlling

6. Recognition goes from the inside out, not the other way around

7. When I compare myself, I get frustrated

8. Envy is a sign that there is something I am not giving myself permission to create and be

THANKS FOR READING,

@maferomanxoxo